LA REVOLUCIÓN LIBERAL O REVOLUCIÓN BURGUESA

Este año 2020 se cumplen 190 años de las llamadas revoluciones liberales o burguesas que transformaron el mundo y, sobre todo, transformaron geográficamente Europa. En la historiografía se suele denominar como revoluciones liberales las que nacen de la Guerra de Independencia de Estados Unidos y de la Revolución Francesa de 1879, las revoluciones atlánticas, que señalaba Palmer, para extenderse posteriormente y de manera cíclica con las revoluciones de 1820, 1830 y 1848. A la de 1830, se la llama también “ revolución burguesa”. Si bien esta expresión tiene una especial connotación en la historiografía marxista como inicio del, por ellos así concebido, enfrentamiento de clases, lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, especificado con detalle a partir del Manifiesto Comunista de 1848. Para Engels, a partir de ahora: “La lucha de clases entre el proletariado y la burguesía pasa al primer plano de la historia de los países más avanzados de Europa”.

Las consecuencias de la Revolución Francesa y de las manifestaciones revolucionarias de los años 20 habían sido sofocados, aparentemente. Pero, ideológica, cultural y políticamente parte de aquellos románticos, socialistas utópicos, nacionalistas y liberales mantenían sus posiciones intentando encontrar un momento adecuado para aflorarlas. Eso ocurrió en los años 30. Se produce así la segunda oleada revolucionaria del siglo XIX (entre 1830-32) que sacude toda Europa y también los territorios de ultramar y colonias de cada potencia europea. Aún ha de llegar la tercera en 1848. Esta segunda dividió políticamente Europa; en el lado occidental, los regímenes liberal-burgueses y, en el oriental, las monarquías autocráticas.

A diferencia de las revoluciones del 20 de corte nacionalista dirigidas por militares, las del 30 venían promovidas por una burguesía que ocupaba los principales puestos económicos, sin poder político. Buscando ese poder, se levantan contra los antiguos estamentos poderosos, pero, en más de un país, las fuerzas nacionalistas seguían vivas ( en los Balcanes, Serbia y Bulgaria). A su vez, los nacionalistas mezclados con los liberales dirigen el levantamiento griego. Se producen revoluciones en Francia, Bélgica, en parte de Alemania, Italia, Suiza y Polonia…

Hasta 1830 todos los gobiernos europeos, impregnados por la Restauración se habían esforzado por mantener el “Statu Quo” de 1815. Tras 1830, aquella situación fue insostenible. Las grandes potencias de la Santa Alianza se habían conjurado en movimientos de mutua ayuda contra cualquier levantamiento revolucionario. Pero, la revolución de 1830 se inicia en Francia, una gran potencia, lo que impidió que el resto de los países intervinieran.

El mayor avance tecnológico se sitúa en la Europa occidental y allí surge el primer brote revolucionario. Al fin y al cabo, esta es una revolución nacida de la revolución industrial.

La revolución en Francia nace por la represión ejercida por el gobierno francés (Polignac) empeñado en fortalecer una monarquía absolutista y no atender las peticiones liberalizadoras de una parte de la población. En las quejas se unían los liberales, la burguesía y las capas populares. Estas últimas apabulladas por una larga crisis económica y las hambrunas correspondientes. Además de la fuerte represión, el gobierno, a modo de cortina de humo, acentúa el intervencionismo exterior- en África, conquista Argel y, en Europa, ataca la frontera del Rin.

La insurrección la inician periodistas y estudiantes, en las tres gloriosas jornadas (del 29-31 de julio de 1830), termina con el derrocamiento de Carlos X. Por las fechas, se le conoce como «Revolución de julio» o «De las tres gloriosas».La burguesía, por miedo ante el empuje revolucionario que se extiende entre el proletariado, se adelanta y propone una monarquía constitucional que detentará Luis Felipe de Orleans. La monarquía de julio se convierte en el instrumento de la burguesía frente a las demandas sociales del resto de las clases.

Se aprueba una nueva constitución: voto censitario; prohíbe la censura previa; reconoce las libertades políticas; acepta la creación de una Guardia Nacional; aumenta las atribuciones del ejecutivo ( Rey) y de la cámara de diputados. Además, acompaña una buena coyuntura económica. Se inicia una época de prosperidad, en la que el mayor cambio será el cambio de la nobleza por una serie de notables, la laicización del Estado y un régimen de libertades formales. La bandera tricolor se impone. La monarquía orleanista es el gran dique para contener al populacho, que desencadena en una lucha permanente hasta confluir en la revolución de 1848. Tras la cada vez más prospera burguesía se inician una serie de movimientos violentos (París 1832; Lyon y París 1834). A los socialistas utópicos de antes le sucede una nueva generación más radicalizada y pragmática- socialistas proletarios- Proudhon, Blanqui, Blanc. La unión de este proletariado con la pequeña burguesía será el factor que derribe a la larga la monarquía de julio.

Ante el avance de las fronteras del Rin y el miedo a que avanzara la revolución, Inglaterra y Prusia se adelantaron a reconocer la “Monarquía de julio” intentando evitar todo contagio. Metternich (el canciller austriaco), con dudas, y el zar, con disgusto, aceptaron al nuevo monarca, con la misma finalidad de taponar la fuga de la revolución.

La extensión del movimiento por toda Europa fue inmediato, pero el éxito o el fracaso de esas revoluciones se debió a dos componentes: 1) la disposición del gobierno de turno para acoger un cambio constitucional; 2) el juego de las fuerzas de las grandes potencias, cuyas respectivas tendencias influían hacia un lado o hacia otro. Las potencias liberales frente a las partidarias de la Restauración ( Austria, Prusia, Rusia). En este sentido Francia logró de Gran Bretaña un acuerdo de no injerencia en los países que se levantaran contra los gobiernos autoritarios. Como reacción, las potencias de la Restauración firmaron una alianza de defensa mutua.

En noviembre de 1830, cayó el gobierno del partido conservador británico, presidido por Wellington. Comenzaron los preparativos para modificar el sistema electoral, admitiéndola entrada en el Parlamento a algunos sectores de la Burguesía, evitando así una revolución.

Entre los errores del legitimismo, al reordenar el mapa europeo en el congreso de Viena (1815), está el olvido de las realidades nacionales.

Con el fin de establecer un estado tapón entre Francia y Alemania se crea un estado artificial : Países bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). Artificial en todos los órdenes (lingüístico, económico- los holandeses son comerciantes partidarios del librecambismo y los belgas son agricultores o pequeños industriales que requieren protección-, religioso y político).

El legitimista Guillermo de Nassau no tiene suficiente habilidad política como para fundir intereses y actuar como árbitro entre los grandes grupos enfrentados.

Se produjo una marginación de los habitantes del sur (belgas). Con un problema gravísimo en la enseñanza, cuya raíz es un problema religioso entre los católicos belgas y los protestantes holandeses.

Los belgas, además, se acercaron a las ideas liberales, no así los holandeses. Las posturas se radicalizan y con este mar de fondo se produce la revolución liberal en Francia. Los belgas se sublevan, montan un gobierno provisional, proclaman la independencia provocando una guerra civil. Europa se divide. Las potencias tradicionales apoyan al Rey Guillermo y a los holandeses, sólo Francia y Gran Bretaña apoyan a Bélgica. En ese momento, el levantamiento polaco entretiene a los rusos, el Imperio Austro- húngaro bastante tiene con vigilar a los italianos y Prusia se desentiende del apoyo a Guillermo I de Nassau. Todo ello hace que los holandeses renuncien al empeño unionista, aunque no reconozcan a Bélgica hasta 1839.

Bélgica elabora una constitución en 1831 de base censitaria, con la monarquía como forma política del Estado (Leopoldo I) y que reconoce la libertad de cultos.

La independencia belga fue reconocida en una conferencia celebrada a los tres meses en Londres. Papel esencial jugó Prusia, pues temiendo que la guerra civil belga-holandesa se extendiera a toda Europa, se posicionó en todo momento en el grupo de Inglaterra y Francia, dejando su tradicional apoyo a los contrarreformistas.

La misma moderación de Prusia se dio en el caso de Alemania.

La fragmentada Alemania también acusa también los movimientos liberales. Con carácter general en los estados al norte del Main se produjeron cambios constitucionales y monárquicos de índole liberal, con división de poderes, garantías de derechos civiles y sujeción a la ley de los poderes públicos. En 1832, los nacionalistas programan una gran concentración (Hambach-Baviera-) para reavivar el espíritu nacionalista y coordinar sus propósitos. Se trataba de un acontecimiento cultural que se convirtió en un acto de reivindicación liberal y de unificación alamana. A imitación de las banderas tricolores francesa e italiana, se diseñó para la ocasión la bandera tricolor alemana. Hubo algunos disturbios, pero la operación fracasó por el miedo que crea en las potencias vecinas, Austria y Prusia, que deciden intervenir. Los focos subversivos son barridos del sur de Alemania. Sin embargo, el nacionalismo alemán no desaparece, únicamente tiene que cambiar de posiciones de (liberal a conservador) y agruparse en torno a Prusia (Zollverein) a la espera de mejor ocasión.

En Suiza,aun bajo la presión contrapuesta de sus vecinos, Francia y Austria, consiguió modificar las constituciones cantonales y posicionarse en el lado liberal.

Con Suiza, se termina el círculo de los éxitos de la revolución, si bien, España, dará una de cal y otra de arena.

España.  La muerte de Fernando VII en 1833 permite aprovechar las disputas dinásticas entre isabelinos y carlistas para implantar un régimen liberal. Los carlistas recurren a las armas; se inicia la guerra civil. Hacia 1840 el antiguo régimen ha sido orillado en España, pero no vencido y sus coletazos se muestran a lo largo de toda la centuria.

Los mayores fracasos se dieron en Polonia e Italia. En ambos casos, las estructuras agrarias de la sociedad no ayudaron al éxito del movimiento nacionalista-liberal, pero las potencias liberales tampoco prestaron el apoyo debido a las dos regiones que buscaban su independencia.

Poloniasale del congreso de Viena totalmente fragmentada y ocupada, sólo Cracovia es una república libre. El reparto se hace entre Rusia, Prusia y Austria. Esta parcelación es nefasta para los polacos porque a la hora de luchar por su independencia tendrán que luchar contra tres potencias. El Zar, Alejandro I, convierte a Polonia en satélite de Rusia. El hermano del zar, Constantino, se encarga del ejecutivo. El legislativo, según la carta otorgada en 1815, está en manos de una minoría ( sufragio censitario muy restringido) dócil a los rusos. El ejercito recibe órdenes de los ocupantes.

El descontento polaco va en aumento, pero con una oposición fragmentada. El partido blanco ( alta nobleza), conservador, no pretende la independencia, sino cierta autonomía. El partido rojo  (pequeña nobleza, oficiales del ejercito y profesionales liberales) lucha por la independencia nacional y un régimen parlamentario.

El ejemplo francés, con promesas formales de ayuda, es la chispa que inicia la insurrección en Polonia. Un gobierno provisional declara la independencia en 1831. Pero occidente se inhibe y la división interna facilita la reacción rusa. Tras una dura y sangrienta lucha de nueve meses, en septiembre de 1831, los rusos retornan a Varsovia iniciando un régimen ( estatuto Orgánico de 1832) que elimina todo germen nacionalista polaco. Se produce un movimiento de rusificación, se prohíbe el idioma polaco, se cierran las universidades, se impone la religión ortodoxa, en vez del catolicismo polaco. Sólo el terror mantiene el orden en Polonia, aunque no faltaron intentos de sacudirse el yugo ruso ( 1846,1848, 1863-64) con escaso éxito. Una manifestación popular en París echa en cara a la monarquía de julio el abandono de los polacos, el nuevo régimen actúa reprimiendo a sus ciudadanos con cierta dureza.

En Italia, la corriente liberal nacionalista que había surgido en los años 20 se mantiene, los carbonarios se encargan de ello. El presumible apoyo francés da alas a los libertarios- incluidos los estados pontificios-, sin embargo, el temor a que se radicalizara el ambiente interno, hace que Luis Felipe de Orleans se desentienda del asunto italiano, dejando que la ocupación austriaca sofoque el levantamiento. No hay que olvidar que el primero en solicitar ayuda a Austria fue el Papa Gregorio XVI, en esas condiciones Luis Felipe no podía arriesgarse a enfrentarse al papado. El absolutismo vuelve a apoderarse de los centros de poder italianos hasta 1848.

Como consecuencia de los sucesos de julio en Francia y sus repercusiones, Europa queda dividida. Las potencias de la restauración ( Prusia, Rusia y Austria) firman, en 1833 , diversos acuerdos de ayuda mutua, sobre el que se apoyó Palmerston, el Ministro de Exteriores de Gran Bretaña, para formar la cuádruple alianza en 1834 con Francia, Portugal y España. Decía el británico que  “se trataba de una alianza entre Estados constitucionales del oeste, que servirá como contrapeso a la Santa Alianza del este”

La importancia de la revolución liberal de 1830 estriba en ser un escalón más en el camino que llevaba a la Democracia. Revolución democrática es como se conoce a la de 1848, aunque la democracia plena, con plenas libertades, no llegará hasta el siglo XX y no en todas partes, pero aquella revolución de 1830 trajo las bases de un régimen liberal, aún no completo, sin el cual no existirían las democracias actuales. Aquella revolución liberal nos trajo esencialmente:

. Un profundo cambio social que garantizó el poder de la burguesía y la instauración de un orden clasista basado en la riqueza y no en los privilegios.

. Ampliación de la participación política, aunque aún estamos ante un sufragio censitario.

.Defensa de las libertades y derechos individuales. Especialmente de este momento histórico son las de pensamiento, conciencia, opinión, prensa y asociación, aunque todavía existen algunas restricciones.

. Afianzamiento del principio de Soberanía nacional que procedente de la Revolución Francesa y la Ilustración, se había resentido en la Restauración. Desde ahora será complicado obstaculizar el concepto de que la Soberanía reside en el pueblo y no en el Rey.

.Consiguientemente, establecimiento de un orden jurídico, manifestación de la Soberanía Nacional, mediante una ley fundamental- Constitución-. Tampoco era nuevo, pero desde ahora es irreversible, al menos, su existencia, más democrática o menos, según los momentos de la Historia. Y con ella, la aparente separación de poderes que irá adquiriendo firmeza con el tiempo; la teórica igualdad jurídica de todos los ciudadanos ante la ley.

La Escuela de Salamanca- y 2

  • ¿Cuáles fueron los principales problemas consultados a la Universidad de Salamanca?

Realmente, las consultas abarcaban toda la actividad social del momento, sobre todo, aquellos aspectos que incluían algún tipo de novedad: cartógrafos y geógrafos para bordear América; cálculos matemáticos para la realización de los viajes hacia las “Indias”; matemáticos, astrónomos o juristas para fijar la adscripción de las islas Molucas a España o Portugal; juristas para determinar las fronteras o poder internacional y nacional de los reyes; filósofos y teólogos para conocer los derechos de los indios, teólogos que acabaron dando lugar a los primeros economistas para atender al valor de los metales venidos de América, la usura y la legalidad del préstamo, teólogos y moralistas para determinar la legalidad del divorcio de Enrique VIII … hasta la gramática de Nebrija tuvo su lugar.

No podemos hacer un estudio detallado de todas las aportaciones que realizó la Escuela de Salamanca en todos los campos, pero si destacaremos algunas de ellas:

Empezaremos por los debates en torno a la cuestión indígena llamada de los justos títulos o polémica de los naturales. Se trataba de discernir las disputas entre los gobernadores y Bartolomé de las Casas. Fue el padre Vitoria sobre el que recayó el estudio de los derechos de los indios en América, dando lugar a su obra “De indis” en la que expresó su postura sobre diversos excesos cometidos en los primeros años de asentamiento español en América. Afirma que los indios son iguales en derechos que cualquier ser humano y son dueños de sus tierras y bienes. Gracias a él, las ideas y posiciones de fray Bartolomé de las Casas tomaron un tono más mesurado, fueron escuchadas y con ellas nacieron las Leyes de indias. Los indios fueron considerados seres libres y estaban bajo la protección directa de la Corona. Después de su muerte, varios de los discípulos de Vitoria: Cano, Soto, Carranza, Covarrubiasformaron parte de  una comisión de teólogos que se reunió en Valladolid entre 1550-1551 (Junta de Valladolid), en la que establecieron cuáles eran Justos Títulos[1]para la conquista de América y cuáles injustos, en la llamada polémica de los naturales. Todo esto hace al Padre Vitoria uno de los precursores de los Derechos Humanos.- Sobre este asunto haremos un hilo en fecha próxima-.

Vitoria y Molina, realzan el valor de la persona haciendo hincapié en los derechos que le otorga la naturaleza, que están por encima de cualquier otro derecho. Ese derecho natural obliga a tener un respeto por cada persona, individualmente considerada, dejarla en libertad, no condicionarla, no esclavizarla. Un derecho a ser libres de las influencias de los demás, lo que obliga al respeto al otro y a la libertad del otro. Un respeto de libertad individual en sociedad.

Estas cuestiones permitieron al Padre Vitoria estudiar y establecer los términos de la “guerra justa” y del “Ius Gentium”, es decir el germen del derecho internacional. Sobre ambos temas, íntimamente relacionados en su obra, opina que esta noción casi nunca se aplica a los conflictos armados. Con Suarez coincide en que la guerra justa es un deber. Ningún Estado tiene derecho a suicidarse. El arbitraje es conveniente, pero no obligatorio. Deduce del derecho natural las consecuencias más liberales para las relaciones políticas y económicas entre todos los hombres. Cada persona tiene derecho, en el lugar en el que se establezca, a las mismas prerrogativas que los ciudadanos de ese país. Cabe, incluso, pensar que “el mundo es, en cierto sentido, una sola República”. Pero no existe, como derecho, ninguna limitación a la autonomía del Estado: no existe arbitraje de una autoridad internacional por encima de esas” comunidades perfectas” que son los Estados. Incluso los bárbaros (los indios) tenían antes de la conquista una soberanía. La colonización puede ser legítima, pero a condición de ser” su única preocupación el bien y la prosperidad de los indígenas, y no el provecho de los españoles”.

Rechaza toda separación entre el soberano y su comunidad, subraya la cohesión del Estado y da un sentido más moderno a la aceptación cristiana de poder establecido. Vitoria es el teórico de un mundo dividido, en el que los Estados afirman duramente su independencia.

La doctrina de Vitoria se vio refrendada posteriormente por Suarez. La principal originalidad del jesuita consiste en vincular el derecho de gentes al derecho natural, aunque no cree que haya existido nunca una soberanía internacional. Las obligaciones del derecho natural tienen una valor absoluto e invariable. Mientras que el derecho de gentes se concebía con un carácter flexible, basado en la convención y la costumbre, que obliga en cuanto es objeto de un acuerdo general y que evoluciona como todas las opiniones. Por tanto, ningún acuerdo internacional puede imponerse a las soberanías nacionales. Sin embargo, Suarez, por primera vez sí se postula partidario de la solidaridad internacional por cuanto que la humanidad “aun dividida en pueblos y Estados diversos, conserva, sin embargo, una cierta unidad, no sólo específica, sino también cuasi política y moral” que engloba a todos los hombres sin distinción.

También se discutió ampliamente sobre la monarquía. Para Vitoria, el Estado y la sociedad son de derecho natural. No puede concebirse a la humanidad sin organización social y sin orden político; fuera de toda misión espiritual tienen como misión el bien común. De aquí se deriva que ningún régimen puede pretender ser más que otro de derecho divino. Vitoria es monárquico, pero por razones de experiencia. La monarquía así considerada no se encuentra por encima de las leyes, las cuales para ser justas deben responder al interés general, estando la ley humana subordinada siempre a la ley divina. Vitoria parece fijar así límites al poder real; pero, reprueba a “los hombres corrompidos de orgullo y de ambición que se alzan contra sus príncipes”.

La teoría de la deposición del rey hereje por orden papal fue defendida por Luis Molina. La República Cristina concebida por estos autores como la forma de Estados distintos y soberanos hace que los jesuitas defiendan que la soberaníapertenece al pueblo, aunque casi nunca desarrollen la idea para acabar siempre restableciendo la superioridad del orden monárquico. Juan de Mariana la acaba defendiendo con cierto vigor. Afianza, además, el poder del Papa frente a esos monarcas, incluso el poder de los obispos. La idea del rey como punto de unión de los Estados de cierta extensión, se beneficia del reforzamiento de sentimiento nacional.

Es el mundo de la reforma y la contrarreforma por eso, frente a estas teorías papistas está la de la Iglesia como obediente al rey que se da en Inglaterra, con cierta dureza en sus manifestaciones por herencia conceptual de Enrique VIII.

Se aprecia en ese momento histórico una clara vinculación entre teología y política que fue rechazada por Althusius, Bodín e incluso Maquiavelo. Era la culminación de la Reforma. Mientras Suarezexpresa la continuidad del pensamiento católico.

Para Suarez el Estado separa el campo del derecho público y del derecho privado. El Estado existía con anterioridad al pecado original. Lo que coloca a la comunidad civil en el plano de la naturaleza. Aunque el Estado tiene la unidad de una persona, de un cuerpo, no por ello integra a sus miembros a la manera de un organismo vivo, biológico, ya que engloba a seres conscientes y libres. Es un cuerpo místico hecho de necesidad y de libertad. No tienen más fin que el material del bien común. A la cabeza del Estado se establece una autoridad suprema.

La potestad política de hacer la ley, tiene el carácter absoluto de la Soberanía. En virtud de la libertad de nacimiento de cada persona, corresponde al conjunto de los hombres y no a uno sólo, hacer esa ley, esta es la gran diferencia con Molina, para Luis de Molina la soberanía es la suma de las soberanías individuales, no es un todo único y compacto. Con Suarez quedan establecidas así, la soberanía popular y la libertad de cada comunidad política de elegir su régimen de referencia. El hecho de la soberanía es el derecho natural, pero “su determinación en un cierto modo de autoridad y de gobierno depende de la libertad humana”. Suarezno duda en que la monarquía sea el sistema de gobierno más eficaz, pero llega a esa conclusión tras señalar que la comunidad de ciudadanos es libre para escoger el régimen en el momento de la fundación del Estado, pero una vez elegido no puede modificarlo. Para Suarez la monarquía es una institución humana, pero una vez que reinan legítimamente, son “ministros de Dios”. La soberanía es absoluta, pero con ciertos límites. El fundamental es el hecho de que la soberanía está limitada a la ley justa.

Por otro lado, diferencia entre el poder espiritual y el temporal.El poder eclesiástico tiene sobre el poder civil toda la superioridad del espíritu sobre la materia, del derecho divino positivo y sobrenatural sobre el derecho natural. El Papa es superior “no sólo a la persona del rey, sino incluso a su poder temporal, aunque soberano”. Puede dirigir e incluso deponer a los reyes para lograr los fines espirituales de la Iglesia.

En estos aspectos las obras de los profesores de Salamanca, muy especialmente las de Vitoria y Suarez influyeron decisivamente y se vieron influenciados a su vez por las de Bodín, Althusius. Por su parte Leibniz, Grocio, pufendorf, Schopenhauer y Heidegger citan a Suarez y, en ocasiones a Vitoria y a otros autores de la Escuela como fuente de inspiración.

El derecho matrimonial y el divorcio.  “Un nuevo y grave problema religioso y político se suscitó cuando el rey inglés Enrique VIII quiso divorciarse de la princesa española Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, dando principio en este conflicto al nacimiento del anglicanismo. En tales circunstancias, las cuestiones sacramentales se mezclaron con el derecho y derivaron en negociaciones internacionales y dictámenes del más alto nivel. Esta nueva solicitud de informe a la Universidad de Salamanca coincidió con la ebullición del problema protestante en el Imperio: el pedagogo Crammer escribió un libro sobre el divorcio, favorable a los intereses de Enrique VIII, circunstancia que inclinó a los emisarios del rey inglés a buscar apoyo en las universidades para su causa pango, incluso a los religiosos o profesores para logarlo. Se han encontrado documentos detallando el dinero entregado a varios religiosos para conseguir el apoyo a la causa del divorcio inglés. Por menos de cien escudos obtuvo todas las firmas del claustro de Ferrara y lo mismo consiguió en Francia y en Inglaterra. La Sorbona también se declaró partidaria del divorcio tras multitud de intrigas. Puesto que Lutero se había casado, se mandaron emisarios para pedirle su aprobación, pero él se negó a apoyarlo. 

El emperador y rey de España buscó apoyos en sus Universidades. Varias instituciones y personas relacionadas con Salamanca contestaron a esta consulta: la propia Universidad de Salamanca, el Colegio de San Bartolomé, Francisco de Vitoria y el cronista real Juan Ginés de Sepúlveda. La Universidad respondió con un informe matizado, inspirado en la obra de Francisco de Vitoria, titulada De matrimonio, en la que se manifestó en contra del divorcio sosteniendo un criterio laico, cuando dijo: “La potestad real o civil se ha establecido para el bien de la República, sea el que sea, sea el de la paz, sea cualquier otro beneficio humano” y ese acuerdo superior centrado en el bien común impide el divorcio del monarca”.[2]

Por poner el ejemplo de otras cuestiones de distinta naturaleza tratadas con profusión por la Escuela de Salamanca señalaremos que pocas cuestiones científicas fueron más candentes en la época que el problema de la medida del espacio. “Los tratados internacionales sobre derechos de exploración geográfica toparon con la imposibilidad de fijar fehacientemente esta magnitud y todos los reinos implicados en estos viajes promovieron un inusitado interés por la precisión, dificultada por las diferencias en los sistemas de cómputo y por la inexactitud de los aparatos mecánicos. Estas medidas eran necesarias para establecer las fronteras de los descubrimientos y la colonización; por ejemplo, era imposible determinar la longitud en el mar sin un reloj preciso que no existió antes del cronómetro de Harrison, a mediados del siglo XVIII. El catedrático de astrología Diego de Torres fue uno de los más incisivos estudiosos de esta materia y participó en las deliberaciones científicas del Tratado de Tordesillas (1494). A él se unieron otros muchos como el médico Sancho de Salaya y el dominico Tomás Durán,catedráticos ambos y comisionados por Carlos V para debatir con los representantes portugueses -entre quienes figuraba el también antiguo catedrático salmantino Pedro Margallo- la adscripción de las islas Molucas, tras su descubrimiento en el año 1524”[3], y posteriormente en una serie de tareas para la fijación de las fronteras.

“Otro asunto científico de profundo calado para la época era el de la medida del tiempo que preocupaba a los Estados, especialmente al Vaticano. Era preciso reformar el calendario juliano vigente desde el año 46 a. C. con el fin de que pudieran cumplirse los decretos del concilio de Nicea (año 325) relativos a la fecha de celebración de la Pascua, fiesta solemne de la Resurrección de Jesucristo. Con los siglos ésta se había ido retrasando respecto del equinoccio de primavera, resultando infructuosos todos los esfuerzos por elaborar un calendario perfecto; causa que ocupó a multitud de matemáticos y astrónomos de toda la cristiandad por lo menos durante doce siglos. También en este tema la intervención de la Universidad de Salamanca fue muy significativa. Esta Universidad propuso en 1515 un cálculo que sesenta y tres años que después ratificaron los expertos vaticanos y el propio pontífice como base de la reforma del calendario (descubrimiento que hasta el día de hoy se había atribuido al italiano Luigi Lilio) y que finalmente fueron determinantes para que se aprobara la reforma gregoriana del calendario de 1582”[4].

Quizá uno de los estudios más trascendentes se lo debamos a Domingo de Soto fue el primero en establecer que un cuerpo en caída libre sufre una aceleración constante, ​ siendo éste un descubrimiento clave en física, y base esencial para el posterior estudio de la gravedad por Galileo y Newton.

Otro de los grandes temas estudiados en Salamanca fueron los relacionados con la  economía[5]. Son ellos los que sentaron las bases de la ciencia económica moderna. Entre sus principales aportes se encuentran la aceptación de la ley de la oferta y de la demanda como agentes en la determinación de precios de un mercado libre, la exposición de una teoría subjetiva del valor de los bienes, y el establecimiento del valor del dinero en función, no sólo de su abundancia o escasez, sino de su capacidad de compra, la doctrina general del interés y el análisis del sistema tributario.Su gran hallazgo para la macroeconomía moderna fue la formulación de la teoría cuantitativa del dinero.Se trata de ideas que surgieron en la consideración de las grandes cuestiones fundamentales del justo precio, de la usura y de los tributos.

El inicio de todas estas teorías provino de la llegada abundante de metales preciosos de América y su relación con la elevación de precios. Los escolásticos españoles del siglo XVI estudiaron el dinero, al que por primera vez consideraron como una mercancía más, cuyo valor viene dado por su escasez o abundancia relativa. Los máximos exponentes que elaboraron las teorías del valor fueron Martín de Azpilcueta, pionero en estos estudios, y Luis de Molina. A los que hay que unir Francisco de Vitoria, Diego de Covarrubias y Leiva, Tomás de Mercado, Domingo de Soto y Juan de Mariana.

Azpilcueta se convirtió en el precursor de la Teoría Cuantitativa del Dinero, según la cual el incremento de la masa monetaria en circulación ocasiona un incremento proporcional en el nivel de los precios.

Constató el hecho de que en los países en los que los metales preciosos oro y plata eran escasos los precios de los bienes eran inferiores a los países con abundancia de los mismos. El metal precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más abundante sea. Desarrolló así una Teoría del Valor-Escasez precursora de la teoría cuantitativa del dinero, adelantándose en más de una década a Jean Bodin.

Diego de Covarrubias y Luis de Molina desarrollaron una teoría subjetiva del valor y del precio que consiste en que, puesto que la utilidad de un bien varía de persona a persona, su precio justo será el que se alcance de mutuo acuerdo en un comercio libre sin engaños ni interferencias de todo orden. Expresándolo en términos actuales, los integrantes de la escuela defendieron el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la demanda, constituyendo un precedente de la Ley de la Oferta y la Demanda.

Otra cuestión económica a estudiar fue la usura,muy mal vista por la Iglesia. La Escuela de Salamanca encontraba diversas razones que justificaban el cobro de un interés. Así, la persona que recibía el préstamo obtenía un beneficio a costa del dinero obtenido. Por otro lado, el interés se podía considerar como una prima por el riesgo del prestatario a perder su dinero. También estaba la cuestión del lucro cesante, ya que el prestatario perdía la posibilidad de utilizar el dinero en otra cosa. Martín de Azpilcueta consideró también la influencia del tiempo en el cobro de intereses. Consideró que a igualdad de condiciones los bienes presentes valen más que los bienes futuros, y, por lo tanto, es preferible recibir una cantidad ahora a recibirla en el futuro. Para que una renta en la actualidad sea más atractiva que en el futuro es necesario que sea mayor. En este caso el interés supone el pago del tiempo.

Vitoria y otros teólogos se centraron en la acumulación de riqueza y propiedad privada. Los escolásticos españoles llegaron a la conclusión de que el orden natural permite la propiedad privada por tener efectos beneficiosos al estimular la actividad económica y, con ello, el bienestar general de la sociedad. A este respecto, Diego de Covarrubias y Leiva afirmaba que los propietarios tenían no sólo derecho de propiedad sobre el bien, sino que también, tenían derecho exclusivo a los beneficios que pudieran derivarse del bien. De todas maneras, precisó que en momentos de gran necesidad todas las cosas son comunes. Domingo de Soto defendió la propiedad privada como medio para lograr la paz social. Luis de Molina, apoyando la tesis de Domingo de Soto, afirmaba que la propiedad privada era una institución de efectos prácticos positivos ya que, por ejemplo, los bienes serían mejor administrados por un solo dueño que si fuesen de propiedad comunal. Postura esta última que también fue defendida por Juan de Mariana.

La Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una doctrina económica completa, pero estableció las primeras teorías económicas modernas para afrontar los nuevos problemas que habían surgido.

En el ámbito de la Teología, aunque todo fuera teología en Salamanca, porque todo partía de una reflexión moral,  no queremos dejar pasar la aportación de los padres salmantinos en el Concilio de Trento. No vamos a hablar del Concilio sino de alguna de las aportaciones más destacadas por algunos padres conciliares miembros de la escuela de Salamanca, así Covarrubias, dejó huella en los asuntos sobre la Eucaristía, el orden sacerdotal o el matrimonio.

 Sobre la Eucaristía señaló que es el sacramento excelente por encima de todos los demás al ser instituido por Cristo y contener el misterio de la transustanciación. En cuanto a la comunión eucarística se indica que no es necesario hacerlo bajo las dos especies para los laicos no era derecho divino ni necesaria para la salvación y que no es necesaria por derecho divino para los niños.

Respecto al orden sacerdotal, Covarrubias manifestó que la jerarquía eclesiástica había sido instituida por Cristo, siendo los primeros, por ley divina, los obispos, como sucesores de los apóstoles, y, tras los obispos, los presbíteros. Por otro lado, manifestó que los prelados que estuvieran ausentes de sus diócesis sin causa justificada durante más de tres meses debían ser multados. Se promovió la necesidad de tener seminarios en las diócesis

En cuanto al matrimonio, se plantea su carácter sacramental, se define su naturaleza, su indisolubilidad y el derecho de la iglesia a establecer impedimentos matrimoniales. Se planteó la cuestión de la nulidad en relación con los matrimonios clandestinos, colocando a la ley eclesiástica por encima de las civiles y pidió que se aumentara el número de testigos en los esponsales. A su vez, se reafirmó la excelencia del celibato.

Otros asuntos teológicos que alcanzaron gran relevancia en los estudios de la Escuela fueron la idea del mal. Se puede hacer el mal, aunque se conozca a Dios, y se puede hacer el bien, aunque se le desconozca. Es decir, la moral no depende de la divinidad. Esto resultaba especialmente importante para el trato con los paganos, ya que el hecho de que no fuesen cristianos no presuponía que no fuesen buenos.

Vitoria proporcionó una imagen nueva de la divinidad para intentar explicar la presencia del mal en el mundo. La existencia de éste hacía difícil creer que Dios pudiese ser infinitamente bueno e infinitamente poderoso a la vez. Vitoria explicó esta paradoja apelando al libre albedrío humano. Puesto que la libertad es concedida por el mismo Dios a cada hombre, no es necesario que el hombre actúe eligiendo siempre el bien. La consecuencia es que el hombre puede provocar voluntariamente el mal. Ese libre albedrío como señalaba el Padre Mariana, y que entronca con el derecho natural y con los derechos humanos, como vimos con anterioridad, es más un deber que un derecho, por tanto, no se puede renunciar a él. Al derecho se podría renunciar, a un deber no se puede renunciar nunca. No es, además, una “libertad de” es una “libertad para”, para la propia concepción de la dignidad humana.

En relación con este principio del libre albedrío se desató la polémica de Auxiliis entre jesuitas y dominicos sobre la gracia y la predestinación, que no se dilucidó definitivamente hasta que el Papa Pablo V en 1607 reconoció la libertad de jesuitas y dominicos para defender sus ideas, prohibiendo que ninguna de ellas fuese calificada de herejía.

Otros muchos asuntos fueron tratados por la escuela de Salamanca:

Rodrigo Basurto ratificaba la existencia de las antípodas.

Nebrija en la Cosmografía defendía la necesidad inaplazable de fijar un patrón de medida universal en Castilla.

Se habla de una escuela literaria de Salamanca…También de música, de arte…

No podemos adentrarnos en todos estos asuntos, como puede apreciarse, una de las características de la Escuela de Salamanca fue su fecundo pensamiento nacido en parte de un complicado entramado de las relaciones que existieron entre sus miembros; muchas veces se sucedieron en las cátedras de la universidad o polemizaron entre sí; en otras ocasiones se vieron implicados en terribles polémicas e incluso en ataques legales, bien procedentes del brazo secular, bien procedentes de la Inquisición; y en ocasiones se atacaron y se defendieron. El nombre de alguno de estos autores aparece en las aportaciones de los libros de otros estudiosos, o bien en los escritos panegíricos de los alumnos sobre sus maestros o eran referencia en autores extranjeros: Pascal, Descartes o Leibniz, Grocio, Althusius, Bodin, pufendorf, Schopenhauer, Heidegger, Hobbes, Locke… todos ellos bebieron de la Escuela de Salamanca. En ocasiones reconocen la influencia, en otras, no, aunque la hubo. Esto hace que el estudio de la Escuela sea muy complejo.

En conclusión, la escuela de Salamanca no tiene un carácter formal, sin embargo, la crítica ha querido ver en un grupo de pensadores españoles, la práctica totalidad de ellos hombres de Iglesia, determinados factores comunes.

Esa aportación es sin duda determinante para el desarrollo de la humanidad. Por primera vez el mundo se hizo global y la visión completa del globo se manifiesta en la interrelación de elementos que no habían sido tenidos en cuenta, con esa dimensión, nunca antes. De ahí que, el Derecho de gentes, el germen del Derecho internacional, saliera de Salamanca; de ahí que, la concepción del ser humano en toda su extensión configurando como principio general y universal la libertad del individuo, la libertad humana como base de toda consideración, se institucionalizara en Salamanca; de ahí que, los derechos humanos como fuente de Derecho y de vida se fraguaran en Salamanca; de ahí que, la democracia liberal beba en la aguas de la escuela de Salamanca y, con ello, la economía liberal, el libre mercado, el derecho al comercio y al crédito…y en su estampación de saber holístico, la teología, como base de cada uno de los motivos de reflexión porque siempre se partió de una reflexión moral, como raíz del derecho y de la ciencia, la técnica, las artes…

La Escuela de Salamanca es probablemente, con la posible excepción de la Escuela de Traductores de Toledo, la mayor aportación, hasta el momento, de España al pensamiento occidental y mundial.

 

BIBLIOGRAFÍA:

  • Andrés Martín, “La facultad de Teología”. Forma parte de la obra “La Universidad de Salamanca. II. Atmósfera intelectual y Perspectivas de investigación (Salamanca 1990)” de diversos autores.
  • Ana María Carabias Torres. “La Escuela de Salamanca. Perspectivas de investigación”. Universidad de Salamanca. Serie papeles de trabajo. 2015.
  • “Escuela de Salamanca, la fundación de la ciencia económica”. Revista “La España Ilustrada” 2012.
  • Brufau Prats. “La Escuela de Salamanca ante el descubrimiento del Nuevo Mundo”. Ed San Esteban. 1989.
  • Belda Plans. “La Escuela de Salamanca”. En Cuadernos Salmantinos de Filosofía (30)
  • M. A. Pena González. “El concepto de la escuela de Salamanca, Siglos XVI-XX”. Universidad Pontificia de Sal.

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[1]Son títulos legítimos de conquista de nuevos territorios:  Los hombres no nacen esclavos sino libres. Por derecho natural nadie es superior a los otros. El niño no existe por razón de otros, sino por razón de sí mismo. Es mejor renunciar al propio derecho que violentar el ajeno. Es lícito al hombre, la propiedad privada, pero nadie es propietario que no deba, a veces, compartir sus cosas… y en extrema necesidad, todas las cosas son comunes. Los dementes perpetuos, que ni tienen, ni hay esperanza de que tengan uso de razón, pueden ser dueños… tienen derechos. Al condenado a muerte le es lícito huir, porque la libertad se equipara a la vida. Si el juez, no guardando el orden del derecho, obtuviese a fuerza de tormentos la confesión del reo, no podría condenarlo, porque obrando así no es juez. No se puede dar muerte a una persona que no ha sido juzgada y condenada, Toda nación tiene derecho a gobernarse a sí misma y puede aceptar el régimen político que quiera, aun cuando no sea el mejor. Todo el poder del rey viene de la nación, porque esta es libre desde el principio. El orbe entero, que en cierta manera constituye una república, tiene poder de dar leyes justas y convenientes a toda la humanidad. Ninguna guerra es justa, si consta que se sostiene con mayor mal que bien y utilidad de la nación, por más títulos y razones que haya para una guerra justa. Si al súbdito le consta la injusticia de la guerra, no puede ir a ella, ni aun por mandato del príncipe. No es el hombre lobo para el hombre, sino hombre.

[2]Ana María Carabias Torres. Op. Cit

[3]Ana María Carabias Torres. Op. Cit

[4]Ana María Carabias Torres Op.Cit

[5]“Escuela de Salamanca, la fundación de la ciencia económica”. Revista “La España Ilustrada” 2012.