LA CRISIS DE SUEZ Y EL FIN DEL IMPERIO BRITÁNICO

Hoy nos situamos ante uno de los acontecimientos que determinaron el fin de una Era. Tan es así que la historiografía contemporánea se divide de manera diferente en USA , en Gran Bretaña o en el resto de Europa en función de la las guerras mundiales, del proceso descolonizador y sus consecuencias.   Pero en todas ellas, el acontecimiento que veremos hoy marca un antes y un después, un hito que modificó el curso de la situación geopolítica del mundo, hablo de la Crisis de Suez en 1956.

Antes de adentrarnos en la crisis debemos analizar sucintamente los antecedentes. La situación del Mundo antes de 1956.

El Imperio británico se había formado en las siguientes fases a decir de la historiografía dominante: 1) Durante los siglos XVII y XVIII cuando estableció las bases del Imperio centrado en América del Norte, la India y la práctica de un comercio, esencialmente triangular que necesitó de otra serie de puestos comerciales, no colonias de asentamiento o de población, que facilitaran esa actividad mercantil. 2) Tras la pérdida de las colonias norteamericanas, la actividad se centra en Asia y áfrica, lo que favorece la diversidad económico-comercial. 3) Entre 1870 y 1914 discurre la época del gran imperialismo británico, pero al tiempo se conceden constituciones a las colonias de poblamiento: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica. 4) Entre 1919 y 1939 se da el paso definitivo y jurídico para pasar del Imperio a la Comunidad Británica (Commonwealth), al promulgarse en 1931 el Estatuto de Westminster. 5) Gran Bretaña dispone de un modelo de descolonización que irá aplicando de manera sucesiva a sus colonias en Asia y África que se van transformando en Estados Independientes dentro de la Comunidad Británica. Este proceso se interrumpe por la II Guerra Mundial (IIGM), pero se precipita rápidamente tras el fin del conflicto.

Parte del Imperio Británico se había visto acrecentado de manera indirecta cuando la Sociedad de Naciones, al término de la Primera Guerra Mundial, se ocupó de regular la situación de los territorios dependientes de las potencias derrotadas (Alemania y Turquía). Tras la IIGM fue la ONU quien asumió esa herencia. La fórmula aplicada fue la de “mandatos o fideicomisos” internacionales. Se supone que bajo tales fórmulas se deberían administrar, proteger y preparar a las antiguas colonias para su independencia.  En el caso que nos ocupa, los antiguos territorios del Imperio Otomano se dividen en diversos mandatos. Los mandatos orientales (territorios árabes) tras el Tratado de San Remo y el Convenio de París, ambos de 1920, quedan bajo la tutela de Gran Bretaña y Francia.

El contexto internacional en el que se desarrolla el nacimiento de los países afroasiáticos como estados independientes es el de la guerra fría, con dos bloques enfrentados. Con una vinculación natural de los nuevos países hacia el mundo occidental del que dependían hasta ese momento y un mundo comunista que se pone a su lado con la intención de posicionarlos haca su lado del poder. Con USA que no fue nunca potencia colonizadora ni descolonizadora, apoyando también la independencia para demostrar quien había ganado la IIGM y para inclinar a esos países hacia su órbita en aplicación de la doctrina Truman.

A partir de 1945, con la constitución de la Liga de los Estados Árabes y con la independencia de Irak, se inicia una sucesión de movimientos en el mismo sentido: en 1946 se independizan Siria y Líbano; en 1948, Israel, y en 1949 nace el Reino de Jordania.

En África por su parte, en las zonas de civilización islámico-árabe bajo mandato británico se asientan: Egipto, Sudán y Líbia.

De entre ellos el que marca el primer hecho revolucionario hacia la independencia es Egipto, si bien, el País del Nilo había experimentado una evolución desde protectorado británico de 1882 a 1922, dotándolo en esta última fecha de cierta autonomía  bajo la autoridad de la monarquía pro británica. Durante la IIGM, Egipto quedó bajo el control militar británico. En la postguerra, tras crearse el Estado de Israel y producirse la primera guerra árabe-israelí (1948), Egipto, perdedor en el conflicto, manifiesta una serie de movimientos internos de descontentos con la monarquía probritánica. Expresión de los disconformes es el grupo de los “hermanos musulmanes y el de los “Oficiales libres”, dirigido por el comandante Nasser. Tal fue la presión sobre la monarquía que ésta se vio en la obligación de denunciar algunos acuerdos con los británicos. No contentos con eso, las fuerzas revolucionarias, en 1952, derrocaron mediante un golpe militar el rey Faruk de Egipto, emergiendo como hombre fuerte el ya coronel Gamal Abdel Nasser que fundó un estado autoritario basado una ideología pseudo socialista y panárabe que le sirvió para liderar los sentimientos antioccidentales del mundo árabe. Sin ser afín al bloque soviético, no dudó en utilizar esta baza para sacar rédito, lo que levantó desde el principio suspicacias en EE.UU. La negativa americana a apoyar con recursos económicos y armamento a Egipto le empujó a una deriva anticolonialista reflejada pocos años después en la conferencia de Bandung (Indonesia, 1955). Bangung dio lugar a una política de exaltación de los nacionalismos y un movimiento internacional de solidaridad entre las antiguas colonias que fueron expresión de una serie de conferencias internacionales de análogo carácter en lo que se conoció como el “Espíritu de Bandung”, que cambió el rumbo de la historia en Oriente Medio,  y cuya consecuencia fue el nacimiento del movimiento de los no alineados, siendo Nasser uno de los promotores del mismo.

El Canal de Suez era vital para la economía mundial dada su ubicación en las grandes rutas de transporte, siendo una pieza importante en el juego geopolítico de la Guerra Fría. La administración Eisenhower había mantenido un delicado equilibrio entre el apoyo a sus socios europeos con intereses en la zona (Reino Unido y Francia), la defensa del Estado de Israel y su política de contención del comunismo en el Mediterráneo, al tiempo que intentaba no ofender a las nuevas naciones árabes surgidas tras la IIGM. En ese contexto, occidente se niega a financiar la construcción de la presa de Assuán, obra emblemática del proyecto desarrollista de Nasser. Ante tal situación, el dirigente egipcio procedió a la nacionalización, a finales de julio de 1956, de la empresa titular de los derechos de explotación del canal de Suez. La Compañía era una empresa británica-francesa conjunta, que había sido propietaria y operadora del Canal de Suez desde su construcción en 1869.

No sólo era una cuestión económica, Suez supondría una fuente ingente de fondos para la maltrecha economía egipcia, sino una forma de reafirmación nacional frente al colonialismo.

La primera reacción de los occidentales fue convocar a una conferencia internacional en Londres, entre el 16 y 23 de agosto de 1956, para intentar coordinar una respuesta contra los díscolos egipcios. A ella fue invitada España, fue la primera conferencia multilateral a la que fue invitada España desde la II República. Los egipcios reclamaron el apoyo español y lo obtuvieron (España siempre con la mente en Gibraltar y el colonialismo británico de nuestro peñón). España se desmarcó de las potencias occidentales y no se adhirió a la declaración final que consideraba un atentado contra la independencia de Egipto. España reclamaba que Las Naciones Unidas se hicieran cargo de la situación. Aquella postura española y la amistad que se fraguó entre Franco y Nasser, llevó al egipcio a regalar a España el Templo de Debod, que hoy podemos contemplar en Madrid.

Sin embargo, la conferencia no doblegó a los egipcios y así, a espaldas de EE.UU., que le había manifestado a Nasser que no permitirían una aventura militar “colonial”, Gran Bretaña respondió ordenando la “Operación Mosquetero”, una operación coordinada con Francia e Israel para recuperar la Zona del Canal. Las acciones se iniciaron el 29 de octubre de 1956 cuando los israelíes atacaron las posiciones egipcias, con Londres y París presionando a Nasser para que se retirara del Canal. A lo que el egipcio se negó. En noviembre de 1956, después de vencer a la Fuerza Aérea Egipcia, las fuerzas británicas y francesas ocuparon Port Said y otros puntos estratégicos en el extremo norte del canal. En una campaña, que vio uno de los últimos lanzamientos operativos en paracaídas de las fuerzas aerotransportadas británicas y el primer uso de helicópteros para transportar tropas de asalto, se estableció una fuerte presencia militar anglo-francesa. Mientras tanto, las fuerzas israelíes ocuparon el Sinaí, una región desértica escasamente poblada en Egipto, deteniendo su avance a solo 10 millas del lado este del canal. Sin embargo, en todo el mundo los desembarcos fueron vistos como un acto de agresión por parte de las antiguas potencias coloniales.

El 4 de noviembre, las Naciones Unidas amenazaron a Gran Bretaña con sanciones si había bajas civiles por los bombardeos aéreos británicos de objetivos en Egipto. Esto condujo al pánico económico en la primera semana de noviembre de 1956 y la pérdida de decenas de millones de libras de las reservas del país. Gran Bretaña se enfrentó a tener que devaluar su moneda. Muy molesto porque las operaciones militares habían comenzado sin su conocimiento, el presidente de los Estados Unidos, Eisenhower, presionó al Fondo Monetario Internacional para que negara a Gran Bretaña cualquier asistencia financiera. Con pocas opciones, el primer ministro británico Anthony Eden aceptó a regañadientes un alto el fuego propuesto por la ONU. En virtud de la Resolución 1001 del 7 de noviembre de 1956, las Naciones Unidas desplegaron una fuerza de emergencia (UNEF) de personal de mantenimiento de la paz en Egipto para detener el conflicto. En poquísimos días Gran Bretaña, y Eden personalmente, habían quedado humillados.

Las Naciones Unidas concedieron a Egipto la propiedad y la soberanía del Canal de Suez y en abril de 1957 se volvió a abrir a la navegación.

El resultado del conflicto destacó el estado en declive de Gran Bretaña y confirmó su situación como una potencia mundial de «segundo nivel». Internamente, causó una enorme repercusión política y una crisis económica en Gran Bretaña. Internacionalmente, complicó aún más la política de Oriente Medio, amenazando las relaciones diplomáticas de Gran Bretaña con las naciones de la Commonwealth; sólo Australia apoyó a la antigua metrópoli y Pakistán amenazó con abandonar la Comunidad.

Así mismo, afectó a la buena sintonía tradicional entre USA y Reino Unido. Eisenhower consideró a Suez como una distracción innecesaria de la brutal represión que los soviéticos estaban llevando a cabo, el mismo año, de la revolución en Hungría. El líder soviético Kruschov se dirigió al “imperialismo británico”, amenazando con atacar Londres con cohetes, además de enviar tropas a Egipto, lo que podría haber arrastrado a la OTAN al conflicto.

Mientras tanto, los israelíes cambiaban de bando. Se ponían al lado de los norteamericanos.

El egipcio Nasser se convertía en el héroe del mundo árabe y figura esencial para esos movimientos que hemos señalado de los no alineados y del panarabismo

Como había temido Eisenhower, la crisis de Suez aumentó la influencia soviética sobre Egipto. Colocó a la Unión Soviética como el amigo natural de las naciones árabes. Envalentonó a los nacionalistas árabes e incitó al presidente egipcio Nasser a ayudar a los grupos rebeldes que buscaban la independencia en los territorios británicos de Oriente Medio.

Aquel acontecimiento, en definitiva, marcó el fin del Imperio Británico, la incipiente entrada de España en el concierto internacional, marcó otros movimientos descolonizadores y la expansión de la guerra fría, y la posición de EE.UU como gran potencia e Imperio occidental. Es decir, cambió el mundo.

BIBLIOGRAFIA

Grimal, Henry. – “Historia de las descolonizaciones del Siglo XX”. Ed IEPALA. 1989

MARTÍNEZ CARRERAS, José Urbano. – “África Joven”. Ed Planeta. 1975.

MIEGE. J.L.- “Expansión Europea y descolonización de 1870 a nuestros días”. Ed Labor. 1975

OLIVER, R. y ATMORE, A.- “África desde 1800”. Ed Aguirre. 1977.

2 comentarios sobre “LA CRISIS DE SUEZ Y EL FIN DEL IMPERIO BRITÁNICO

  1. Una entrada estupenda, como todas , y que refleja un cambio que , por desgracia para España no lo ha sido al 100%
    Todavía tenemos que sufrir la existencia de una colonia en territorio español , dedicada, como ha sido tradicional en las actividades inglesas a la piratería estilo siglo XXI
    Pero eso ya es culpa de los políticos españoles

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