Carlos I de 1517 a 1522 ( 3 y 2ª parte)

3 COMUNEROS Y GERMANÍAS

3.2 MOVIMIENTO AGERMANADO

La revolución castellana se movió paralela a otros movimientos de revuelta. El más singular fueron las llamadas germanías (hermandades gremiales) de Valencia y Mallorca (entre 1519 y 1523).

Las germanías fueron un movimiento social que enfrentaba a los sectores más populares de las ciudades con la nobleza y estratos más poderosos.

Siendo un movimiento muy importante no tuvo el carácter de sublevación o pseudo-sublevación de Castilla. No fue tanto una corriente contra la monarquía como una insurrección de corte social cuyas causas profundas fueron las disensiones producidas en la sociedad por el paso de un sistema feudal a uno más absolutista o, dicho de otro modo, por el paso de una autoridad dispersa en los burgos medievales a una sociedad más jerarquizada como la renacentista.

Aunque sus comienzos tienen mucho que ver con el juramento del rey, no se fundamentaron en una falta de reconocimiento de la autoridad real sino en considerar que el monarca había agraviado a las Cortes valencianas y baleares, porque el Rey, tras jurar en Barcelona, no se desplazó a Valencia a ser juramentado, sino que se desvió a Castilla. Ya hemos visto, como la intención real era embarcar en La Coruña hacia Alemania para hacerse cargo del imperio, sin embargo, el monarca se excusó diciendo que no entraba en Valencia porque estaba infectada por la peste, circunstancia cierta, pero no suficiente para justificar la ausencia real.

Valencia estaba quejosa y quería hacer saber al monarca sus cuitas. Cuatro son las razones de sus lamentos:

  • La corrupción municipal y de clases elevabas que determinó un problema de abastecimiento.
  • La peste y sus efectos.
  • El desamparo de la clase dirigente por la ausencia del Emperador.
  • La presencia de piratas en el mediterráneo de origen otomano, que, además, entraban en contacto con la abundante población mudéjar y creaba altercados e inseguridad en las ciudades.

De todos esos asuntos, lo que más preocupó al Emperador fue la piratería. Dio orden a la nobleza de armarse y atacar a los corsarios, pero obtuvo poco éxito. Por ello, optó por encargar a los gremios el reclutamiento, con dos criterios: en razón de los oficios y por el encuadramiento social en parroquias.

Así empezó el agermanamiento, la acción solidaria entre oficios y vecindad. Por tanto, fue Carlos quien dio el primer apoyo al movimiento agermanado. Es decir, por apoyo del Rey a las capas populares de la población, se vieron armadas por encima de la nobleza que era el estamento sobre el que recaía la responsabilidad de defender las ciudades. Por otro lado, las autoridades y nobleza salieron huyendo de la peste. La situación derivó en un vacío de poder que fue suplido por los gremios hermanados contra el enemigo común, armados y formando inmediatamente una autoridad colegiada. – La Junta de trece-. El movimiento fue liderado en un primer momento por Joan Llorenç, pero a su muerte en 1520, le sucede Vicente Peris, mucho más radical. Dando así un giro más violento a la revolución.

La Junta reordenó el abastecimiento de víveres y agua, reguló la ordenación municipal y organizó la economía, reduciendo la deuda. Pronto el movimiento se extendió por toda la región. Ellos eran la autoridad ni la nobleza ni el Virrey.

Tuvo que ser el propio monarca desde Bruselas el que pidiese que se respetara la autoridad del Virrey e iniciase una petición de desarme. Pero no fue obedecido. La consecuencia fue una lucha civil con la nobleza y el Virrey, a un lado, y el pueblo, al otro.

Tras varios enfrentamientos, el golpe decisivo a las germanías se produjo en Almenara, en agosto de 1521, donde las tropas populares fueron derrotadas. Posteriormente, cayeron en Orihuela y Valencia a manos de las tropas reales dirigidas por el duque de Segorbe. En Valencia se atrincheró el dirigente gremial Vicente Peris. En el otoño de 1521, el Virrey, Diego Hurtado de Mendoza, entró en Valencia, liberó la ciudad y mandó ejecutar a Peris en los primeros meses de 1522.

Por lo que respecta a las islas Baleares, el movimiento estalló en 1521, como consecuencia del encarcelamiento de siete menestrales. El levantamiento dura año y medio, supone la derrota, muerte o huida de la nobleza a cuyo frente estaba el Gobernador General que escapa a Ibiza. El resto de la nobleza, los que lograron sobrevivir a la gran matanza realizada por los sublevados en el Castillo de Bellver, se refugiaron en Alcudia, única ciudad que se mantuvo bajo el mando realista durante todo el levantamiento.

La forma de organización de los levantiscos baleares fue semejante a la valenciana con una Junta formada por trece miembros que se repartieron el poder de las islas, hasta que, en agosto de 1522, el Gobernador General, al mando de las tropas enviadas por Carlos en su socorro, logró reducir a los revolucionarios en Palma de Mallorca. La ciudad fue rendida en marzo de 1523. La mayoría de los sublevados fueron condenados a muerte salvo un pequeño grupo que logró huir a Cataluña.

Las germanías, en su aspecto positivo, demostraron que otra forma de gobernar era posible, con menos trabas burocráticas, menos deuda. En el aspecto negativo, fue un movimiento contra otras formas de trabajo y de pensamiento (por no utilizar el término actual de xenofobia, porque tal cosa no sería entendida en el siglo XVI), especialmente contra los mudéjares, artesanos que trabajaban de manera más barata que los miembros de los gremios. Fue un movimiento que pretendía preservar la forma comercial del medievo frente a las nuevas maneras renacentistas.

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